Читать книгу Nuestra asignatura pendiente онлайн

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—Es completamente normal, Kyle. Seguro que estabas frustrado.

—¡Y que lo digas! Siempre quise tener un trabajo actual y moderno, y, en cambio, acabé encerrado entre cuatro paredes, rodeado de objetos que me producían rechazo. ¡Hasta el olor me resultaba insoportable!

—Aunque eso cambió, ¿no es así?

—¡Y que lo digas! —repitió para enfatizar cuánto había cambiado su percepción.

—¿Y qué hizo que pasaras a mirarlo con otros ojos? —quiso saber ella. Se reclinó en la silla de escritorio y mordisqueó el lápiz. Su mente de escritora nunca desperdiciaba una buena oportunidad para recabar datos que podría acabar utilizando en algún personaje o historia. Kyle se rio al otro lado, le encantaba su risa.

—Crecí. Maduré.

—Buen argumento —acotó ella.

—En primer lugar, comprendí y acepté que todo era una consecuencia directa de mis actos. Me lo había buscado yo solito, no podía culpar a nadie más. Con la aceptación, también llegó la resignación. De nada servía que siguiera lamentándome, como me hizo ver mi padre en una de nuestras discusiones. De esa manera, nunca avanzaría, y no podía olvidar que estaba a punto de ser padre. Era hora de madurar y pensar en el bebé. Mis sueños ya no importaban.

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