Читать книгу Transpersonalismo y decolonialidad. Espiritualidad, chamanismo y modernidad онлайн

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Las sociedades burocráticas y capitalistas/materialistas modernas tienden a evidenciar lo que he llamado culturas monofásicas (Laughlin, 2011: 62-66; 2013; Laughlin, McManus y d’Aquili, 1990: 292-295). Es decir, esas sociedades predisponen a valorar el conocimiento obtenido solo de lo que nosotros, los “occidentales”, llamamos conciencia de “vigilia normal”, esos estados condicionados por la endoculturación y los sistemas educativos institucionales para centrarse en la realidad física externa. Estas sociedades tienden a tener visiones tecnocráticas del mundo e ignoran, explican, denigran o rechazan el conocimiento obtenido en estados alternativos (o ampliados). Los sistemas socioculturales monofásicos son marcadamente diferentes de los sistemas polifásicos tradicionales en los que las personas llegan a conocer la realidad a través de experiencias vividas en múltiples estados de conciencia: en sueños, visiones, viajes chamánicos, dramas rituales, viajes de drogas enteogénicas, etc. En mi opinión, y claramente también en la opinión de Viegas, las experiencias transpersonales, si se persiguen con diligencia, eventualmente devuelven la mente a un estado natural de equilibrio entre el conocimiento de la propia realidad externa y el conocimiento del ser interior. Dado que la modernidad requiere una atención condicionada al mundo exterior sin enriquecer el conocimiento del ser interior, decolonializar, en el sentido utilizado en este libro, marca un retorno ineludible a una forma polifásica de conocer. La modernidad no puede persistir en un sistema sociocultural polifásico. Son completamente incompatibles. Tampoco la modernidad puede ser disuelta por las llamadas críticas y filosofías posmodernas, o cualquier otro truco racional o ideológico, a menos que estén acompañadas de técnicas que conduzcan a una exploración sostenida y disciplinada de la experiencia transpersonal.

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