Читать книгу Transpersonalismo y decolonialidad. Espiritualidad, chamanismo y modernidad онлайн

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ssss1. En castellano en el original. [N. del T.]

Prólogo

Gustavo Alvarenga Oliveira Santos*

Según Enrique Dussel, el mundo moderno se desplegó desde la colonización de las Américas, lo que nos lleva a concluir que la ontología de la modernidad colonial conlleva un estado de conciencia que se relaciona con la naturaleza y el cosmos basado en el dominio y la objetivación. El cogito cartesiano “pienso, luego soy” resume la ontología moderno-colonial que divide al ser pensante, res cogitans, sujeto humano, de los demás entes no pensantes, res extensa. Esa ontología privilegia un tipo de racionalidad, la del hombre europeo, entendiendo a los otros humanos, periféricos del sistema-mundo moderno-colonial, como irracionales, primitivos, atrasados. Asimismo, lo que se considera más racional, según los criterios modernos-coloniales, se mide por cuánto se logra dominar a la naturaleza y a los demás humanos.

En ese sentido, el cogito cartesiano devela la experiencia de dominio sobre otras tierras y pueblos, que es la colonización y la colonialidad generada por ella. Su fórmula puede ser expresada de ese modo: “Yo conquisto, luego soy, porque los otros conquistados no piensan y luego no son”. Los otros son los que no habitan el centro del mundo, que abrigaría a los únicos sujetos supuestamente racionales porque dominan y conquistan. Así, la cultura que valoriza la fuerza física, el poder del macho sobre la hembra que análogamente se muestra como el poder del hombre blanco sobre la indomable naturaleza, termina por consagrar las cualidades de la cultura hegemónica generada por la modernidad colonial.

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