Читать книгу Diario de un adolescente precoz colombiano онлайн

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Paró y empezó a hacerme señas para que fuera adonde él estaba, pero yo le indicaba con mi cabeza que viniera hacia mí y así lo hizo.

Era guapo y lo sabía, su rostro era perfecto, pude ver sus manos, eran delicadas y su sonrisa me tenía cautivado, se sentó a mi lado y pude sentir su olor, simplemente me envolvió, le quería besar, deseaba hacerlo, pero luego él empezó hablar.

Lo primero que dijo: “Qué lindo eres ¿cómo te llamas?”, dije Sam, me preguntó mi edad y le engañé, le dije: “Diecisiete ya casi dieciocho”, él me preguntó que qué hacía por allí, le dije que estaba saliendo de estudiar y estaba esperando el autobús.

Se acercó a mí, me besó, sentí que mis problemas habían desaparecido, no me pude resistir y le correspondí al beso. Besaba tan rico, que por primera vez había sentido que había encontrado a esa persona que tanto deseaba, él se puso de pie y pude ver que su polla estaba empezando a ponerse dura, porque sobresalía del pantalón y no lo podía evitar, me dijo: “¿Vamos a un sitio más cómodo?” y estaba tan hipnotizado que le seguí.


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