Читать книгу Diario de un adolescente precoz colombiano онлайн
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Tuve una idea y se la comenté a Doña Aracelly, ella se ilusionó mucho, vio que me preocupaba también por ella, ya que tenía muchos gastos, tanto en Sameco como en su casa, así que encantada me apoyó. Consistía en llevar cosas en canastas, en termos y vender en una zona donde había muchos coches para la revisión tecno mecánica y al no haber nada parecido allí, seguro que con un café estarían encantados.
Nada más llegar con las cosas para vender, empecé a gritar para que me escucharan: “Tinto*, café en leche y chocolate”, empezaron a salir una gran masa de gente y en menos de veinte minutos ya había terminado todo lo que había llevado, pero no había alcanzado a terminar la fila de coches, pues era una fila de casi dos kilómetros. Las ventas se habían triplicado, cuando su hermano se enteró, empezó a venirse para hacerme la competencia.
Le pedí a Aracelly venir más temprano, sobre 10:30 de la noche, para que me diera tiempo a organizar, preparar y así cuando fuesen las 12:00 de la mañana, ella llegaría y me podría ir antes y no perder clientes. Un día cuando llegué, Michín estaba en el parking donde nosotros estábamos y se sorprendió al verme tan temprano allí y sobre todo solo.