Читать книгу Diario de un adolescente precoz colombiano онлайн
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Todo el tiempo miraba como trabajaba y me hacía muchas preguntas respecto a mi trabajo, pero en un momento dado, Don Hernando me regañó, porque le estaba prestando mucha atención a ese cliente, él se disculpó y dijo que no quería causarme problemas con mi jefe, se levantó, me pidió la cuenta que eran casi 12.000 pesos y me dejó una propina de 100.000 pesos y en unos de los billetes me dejaba su número de teléfono, con una nota diciéndome: “Llámame, eres un chico muy interesante y me gustaría conocerte”.
Rolo y Michín estaban analizándonos desde dentro del coche y cuando el Tieso subió, me llamaron y me dijeron: “Que, de ahora en adelante, no les tenía que cobrar ni la hojaldra, ni el café, porque me habían presentado a mi marido.” Yo me puse a reír y les dije: “Tan huevones mis amores”, se marcharon riéndose y jodiendo al Tieso.
Sin duda haber conocido al amigo del Rolo y Michín, me había dejado muy intrigado, pues nunca pensé haber llamado la atención de un hombre de esas características y más que me hubiese dejado su número. Pero aparte de haberle conocido también me había dejado problemas, pues Omar y José, que eran los otros trabajadores de Don Hernando, querían que compartiera con ellos el dinero que él me había dejado y yo para evitar problemas se lo di todo y pude anotar su número en una servilleta. Sin darme cuenta, boté* aquella servilleta y nunca le pude hacer la llamada.