Читать книгу Diario de un adolescente precoz colombiano онлайн
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Los días transcurrieron y seguí mi rutina de estudiar en casa y salir a jugar con mis amigos, típicas cosas de un chico de mi edad.
Un día mi amigo Óscar y yo nos pusimos a jugar con nuestros muñecos de Dragon Ball, en una montaña de arena que había fuera de su casa, ya que en su casa estaban construyendo. Llegó un momento en el que Óscar me invitó a jugar en su habitación, él tenía muchos más juguetes allí, acepté y nos dirigimos a su habitación, al llegar nos pusimos a jugar con todos sus juguetes, eran mejores que los míos, pero las intenciones de Óscar eran otras, en un momento dado, él empezó a tocar mi polla y eso me gustó, yo le besé y le comí su boca, estaba claro que entre los dos siempre hubo una atracción, porque desde que nos conocimos siempre fuimos buenos amigos, ese día él dio el siguiente paso y esa noche nos dejamos llevar por el morbo.
Nada más tocarme la polla Óscar, yo le besé y él respondió con el mismo ímpetu, tanto que le bajé el pantalón y empecé a chupársela, también el ojete, eso le encantó porque se me abrió de piernas y la tenía muy dura, sudaba de lo cachondo que le había puesto, al mismo tiempo él me comió la mía. Se notaba que ya lo había hecho antes, pues lo hacía con mucha experiencia, tanto que me decía: “Tu verga me encanta y quiero que me la metas por el culo” y yo sin inmutarme acepté, pues él me gustaba muchísimo.