Читать книгу Constance de Salm y la modernidad de su discurso feminista. Epístolas y otros escritos (1767-1845) онлайн

69 страница из 94

ssss1Comoquiera que Constance de Salm nunca publicó esta obra y que sólo alude a ella en un intento de devolverle el prestigio literario que a su juicio merecía y que el público le había denegado, no conoceríamos el argumento de la misma de no haber sido por Duverger, que tuvo el acierto de condensarlo en El biógrafo universal (Le biographe universel) en los siguientes términos: «Esta obra encerraba situaciones nuevas y fuertes (…). Se trataba de una joven extraviada por vivas pasiones, pero en cuya alma el amor puro de un joven reanima los sentimientos del honor y del deber que la habían abandonado. Cediendo a este nuevo impulso, por un momento la joven trata de romper con un pasado que le pesa, pero pronto, presa de remordimientos ante la idea de engañar al hombre que la ama, renuncia a aceptar la esperanza de un futuro mejor. Confiesa todas sus faltas a su enamorado, todos los errores de su vida pasada, y reuniendo todas sus fuerzas le dirige un adiós eterno…Había en esta peripecia el suficiente verdadero dolor dramático para garantizar a la obra un bello éxito; pero comoquiera que el tema no pareció convenir en absoluto al Teatro Francés, dedicado todavía a formas rutinarias y por entonces en plena decadencia, la autora retiró su obra tras la primera representación y, dolida, quizá en exceso, ante algunas críticas injustas, ni siquiera la publicó en la recopilación de sus obras» («Cette pièce renfermait des situations neuves et fortes (…). Il s’agissait d’une jeune fille égarée par des passions vives, mais dans l’âme de laquelle l’amour pur d’un jeune homme ranime les sentimens [sic] de l’honneur et du devoir qui l’avaient abandonnée. –Cédant à ce nouvel entraînement, un moment, la jeune fille tente de rompre avec un passé qui lui pèse, mais, bientôt saisie de remords à la pensée de tromper l’homme dont elle est aimée, elle renonce à accepter l’espérance d’un avenir meilleur. Elle avoue à son amant toutes les fautes, tous les égaremens [sic] de sa vie passée, puis rassemblant toutes ses forces, elle lui adresse un éternel adieu…Il y avait dans cette péripétie assez de véritable douleur dramatique pour assurer à la pièce un beau succès; mais le sujet n’ayant point paru convenir au Théâtre-Français, voué encore à des formes routinières et alors en pleine décadence, l’auteur retira sa pièce après la première représentation, et, blessé, trop vivement, peut-être, de quelques critiques injustes, ne la publia même pas dans le recueil de ses Œuvres») (Duverger, 1842, Vol. III, Tomo II: 210-11).

Правообладателям