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El mejor momento para que el sistema nervioso se beneficie de los rayos solares, se sitúa entre las siete y las nueve de la mañana; para el estómago, los intestinos y los demás órganos, entre las nueve y el mediodía. Por la tarde, no hay que esperar energía curativa alguna. Los baños de sol deben tomarse preferentemente, con el cuerpo cubierto con una ligera prenda de algodón blanco.
Una higiene de suma importancia para la salud física y espiritual radica en el respeto a las leyes de una buena nutrición. ¿Qué comer, en qué cantidad y cómo comer?
Una primera regla debe ser observada: no hay que dejarse arrastrar por la gula, es preciso dejar de comer antes de llenarse, conservando un poco de apetito; debéis acostumbraros a ser moderados en todo. La proximidad de la nueva vida que viene, debe incitar a todo ser, si es razonable y previsor, a estudiar y experimentar las prescripciones de una alimentación sana, adaptada a las necesidades de su propio organismo.
Alimentarse es un acto importante que requiere, además de la elección de alimentos sanos, una adecuada disposición de ánimo, basada en la concentración, el amor y la gratitud. Una nutrición mecánica, que solo tiende a satisfacer su hambre, no puede hacerse por un ser que desea renovarse y mejorar su vida.