Читать книгу Miradas cruzadas. Escritoras, artistas e imaginarios (España-EE.UU., 1830-1930) онлайн

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Por otra parte, La Sagra acude a la representación del estereotipo del español extractando las cualidades de los habitantes según sus provincias. Mediante este procedimiento construye el prototipo del mejor español —“industrioso”, “activo”, “sagaz”, “honrado”— para concluir que el mal no está en el carácter de los españoles sino en sus instituciones y sus malos gobiernos. En consecuencia, llama la atención al gobierno liberal, sobre cuyos hombros cae la responsabilidad de conducir la nación española.

En el tramo final de su viaje Ramón de la Sagra se reafirma en su opinión sobre el país que está a punto de abandonar. En sus conclusiones se declara imparcial y objetivo, aunque hay que dudar de esos principios.

Confieso que la nacion americana habia sido un objeto absolutamente ageno de mis estudios, antes de haber emprendido el viage que ahora egecuto, y durante él, no hice caso alguno de las opiniones de los viajeros ni de las que ligeramente emiten muchos europeos avecindados en este suelo. Habiéndome propuesto ver por mí mismo, no he consultado ni consultaré el voto de nadie en esta parte, y si el juicio que he formado de las instituciones de los Estados-Unidos y del carácter de sus moradores, es erróneo ó inecsacto, procederá tan solo de mi manera de observarlos. Al leer, pues, en el libro de mi amigo Mr. Everett, de un Americano instruido é imparcial, un voto de ratificacion á mis observaciones, he tenido una verdadera complacencia, mas completa porque esta confirmacion se refiere, no á las instituciones políticas, de cuya bondad nadie duda, ni sobre los admirables progresos de la industria, cuyo cuadro viviente está á la vista de todos, sino sobre el carácter y la índole, objetos de las críticas insultantes de algunos viajeros, y de la contrariedad de pareceres de cuantos hablan de los Americanos. (La Sagra, 1836: 373-374)

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