Читать книгу Miradas cruzadas. Escritoras, artistas e imaginarios (España-EE.UU., 1830-1930) онлайн
39 страница из 53
Sin embargo, también este caso La Sagra ve peligrar estas características que caracterizan las relaciones entre hombres y mujeres de América del Norte, si los americanos adoptan las costumbres americanas:
Admiré, como siempre, este género de ecsistencia, esta sencillez de costumbres en las mugeres, que no obstantegozan en la primavera de su vida, una libertad ilimitada, mas que perderán tan presto como la galantería se introduzca en el trato y el amor venga á perturbar el sosiego de sus almas: hablo del amor, como pasion social que vive asociada á la coqueteria en un secso y á la seduccion en otro. (La Sagra, 1836: 184)
La Sagra insiste en la apacible actitud de los norteamericanos y de las norteamericanas, en esa felicidad que se consigue sin exageración ni algarabía, como la que ofrecen los ciudadanos europeos o españoles. Se trata, para concluir, de una sociedad que ha encontrado una felicidad basada en la sencillez de las costumbres en contraposición, como se ha visto en la mujer en América del Norte, con los hábitos y modas europeas que basan sus costumbres en la etiqueta, el lujo, la galantería… y el amor “como pasion”. Todas ellas amenazan, según La Sagra, a los estadounidenses. Así, en Filadelfia, está de acuerdo con Mr. Duponceau “en los inconvenientes del lujo y de la tendencia que la llamada civilizacion ha dado ácia los goces y placeres tumultuosos y complicados” (La Sagra, 1836: 182). Un mes y medio antes de regresar a Europa sentencia desde Auburn: