Читать книгу Miradas cruzadas. Escritoras, artistas e imaginarios (España-EE.UU., 1830-1930) онлайн
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Este proceso de idealización de las costumbres americanas no es uniforme ni en todas las costumbres ni a todas las clases sociales. Como se verá, en ocasiones La Sagra pronostica los riesgos que entrañan algunas costumbres americanas y los peligros que pueden implicar la adopción por parte de los americanos de las costumbres europeas. Así ocurre en relación a la organización del proletariado y su poder en la sociedad civil. El 5 de junio refiere La Sagra desde Filadelfia:
Al ir antes de ayer al Ateneo, atravesando el hermoso parque de la casa de la Villa, encontré una numerosísima reunion de artesanos, que allí celebraba su junta (meeting) para convenir en no trabajar mas de diez horas al dia, ó sea solo hasta las seis de la tarde. Los operarios reunidos eran carpinteros, y parece que en dias anteriores se habian juntado los albañiles, sastres, etc., y que seguirian todos los de las otras profesiones. Atendiendo al estado de las cosas en este pais, que conseguirán lo que desean. La clase proletaria es fuerte, numerosa, atrevida y casi omnipotente por la proteccion que la dispensan los actuales agentes del gobierno ejecutivo; asi es que siempre gana en las elecciones. Veo en estas un vicio, pues de hecho entran á votar infinitos individuos que no estan domiciliados, ni tienen los requisitos que previene la ley; pero donde no se usan pasaportes, y donde el partido dominante tiene un grande interes en aumentarse, no es fácil averiguar la certeza de las condiciones requeridas, á parte de la propension que hay para prescindir de ellas: asi es que toda la turba advenediza de Irlandeses, da su voto sin derecho para ello. La osadía de estas clases se anuncia ahora con peticiones sobre sus intereses materiales, como he visto en New-York, y como estoy presenciando aquí. Creo, sin embargo, que aun no se hallan instruidos del secreto de su omnipotencia; cuando eso suceda, pueden acontecer desastres por fruto de las pretensiones ecsageradas de un partido, que desgraciadamente no es el más instruido. (La Sagra, 1836: 61-62)