Читать книгу Miradas cruzadas. Escritoras, artistas e imaginarios (España-EE.UU., 1830-1930) онлайн

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La cita es larga, pero da cuenta en primer lugar del contraste que experimenta el viajero entre la imagen proyectada y la imagen real de ese país, en este caso de ese carácter nacional. En segundo lugar, de la radicalización en la polaridad establecida entre la sociedad europea y la americana. El proceso es común desde la visión colonial. Adviértase la contraposición entre espacios, costumbres y actividades. Mientras que en los suburbios de las grandes ciudades europeas reina el “ruido” y la “algazara” de una sociedad embriagada, en el paseo de Baltimore la música de fondo, la “temperatura deliciosa”, la atmósfera aromatizada acompañan a un “pueblo feliz” que goza de su libertad tranquila y sosegadamente. El contraste es extremo al trasladar el esquema a la isla de Cuba, puesto que debido a la visión colonial de La Sagra, el escritor focaliza su atención en los esclavos y establece una radical diferencia de raíz fisiológica: en los momentos de ocio los esclavos de Cuba ríen, cantan y bailan favorecidos por su “constitución activa”, que se excita con el alcohol y el ejercicio.8 Es preciso tener en cuenta además que La Sagra se centra en esta ocasión en las costumbres de los artesanos y menestrales, de la clase trabajadora, y no parece que haga distinción entre el jornalero americano o europeo (aunque en el texto que se comenta el trabajador europeo no tiene salario) y el esclavo de Cuba.

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