Читать книгу Miradas cruzadas. Escritoras, artistas e imaginarios (España-EE.UU., 1830-1930) онлайн

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La felicidad silenciosa no es sólo aplicable a los momentos de ocio de burgueses y menestrales. Lo es también para la mujer norteamericana, cuyas costumbres y comportamiento despiertan admiración en La Sagra, y cuyo retrato ha sido estudiado por García Montón (1998). Para el filántropo español la mujer en los Estados Unidos goza de una “dulce independencia y libertad” (La Sagra, 1836: 184) que no posee la mujer europea y que se debe sobre todo a la educación de los hombres y mujeres norteamericanos, y a unas costumbres de urbanidad que explican que la mujer no sea coqueta ni el varón piense en la seducción como forma de relación con el sexo opuesto.9 Sus ideas sobre la mujer norteamericana coincidirán en buena parte con las de Tocqueville, aunque curiosamente el pensador francés las desarrollará en el segundo volumen de De la Démocratique en Amérique de 1840, cinco años después de la publicación del libro de La Sagra. Baste aquí, en relación con el asunto de este trabajo, señalar la suerte de dicha y bienestar de que gozan las norteamericanas:

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