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LOS NUTRIENTES DEL MOVIMIENTO
Tanto los alimentos como el movimiento crean una cascada de procesos bioquímicos que alteran nuestro estado fisiológico. La conversión de los aportes –las «entradas»– de movimiento en procesos bioquímicos se denomina mecanotransducción.
Permitidme –no sin antes pedir disculpas a aquellos que tengan una sólida formación en biología– que haga aquí una breve introducción a la organización del cuerpo humano. La manera en la que los académicos lo han organizado sobre el papel para facilitar su estudio es básicamente la siguiente: el cuerpo está compuesto de sistemas orgánicos, los cuales, a su vez, están formados por órganos. Estos están constituidos por tejidos, los cuales, por su parte, están hechos de células.
Pero en realidad nuestro organismo está constituido única y exclusivamente de células, las cuales están conectadas unas a otras mediante una matriz extracelular –una compleja red de polisacáridos y proteínas que aportan estructura y regulan todos los aspectos del comportamiento celular–. Cuando mueves lo que muy probablemente consideras como «tu cuerpo» –brazos, piernas, torso y cabeza–, no solo estás reorganizando aquellas estructuras más grandes y conspicuas como las extremidades o las vértebras, sino que también modificas las diminutas e invisibles estructuras celulares.