Читать книгу El joven Pierre Vilar, 1924-1939. Las lecciones de historia онлайн

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Esta mañana, alemán pasable. Pero parece claro que nunca haré nada que sea realmente brillante. Es necesario que me resigne a ello. Yo no pensaba ser así. El año pasado, pensé que mi fracaso en el oral se había debido a una falta absoluta de conocimientos. Este año, veo claramente que se trata de una especie de incapacidad física. No puedo, en un cuarto de hora de preparación, agrupar mis ideas. Todo se me acumula de golpe, o no se me ocurre nada. Comienzo a recuperarme cuando es el momento de pasar. Apenas hace tres meses que leí Justicia de [Herbert] Spencer, una de las obras fundamentales de la moral evolucionista; no me he acordado de ello hasta el minuto 20 de la preparación (sobre 25). En este momento he empezado a ver el tema. Pero construirlo en 3 minutos... Después de eso, ¡tirad la escalera!

Pero los compañeros le animaban, y le decían que pasaría. Los ánimos de Vilar remontarían con el examen de física. El profesor le interrogó sobre la ley de Ohm y él consideraba que le había salido bastante bien. Aquella vez había tenido mucha suerte: «¡Me han planteado la pregunta que acababa de ver!». Contaba que le pondrían un 12 o un 15. En el momento en el que lo notifica solo le quedaban dos pruebas, la de Historia y la de Historia Natural. Esperaría a enviar la carta que estaba escribiendo a la salida de Historia Natural, y, para proporcionar la mejor información posible «garabatearé unas palabras para deciros mi impresión». Y, en efecto, al final de la carta encontramos este párrafo, optimista, dedicado al examen de Historia Natural:


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