Читать книгу El joven Pierre Vilar, 1924-1939. Las lecciones de historia онлайн
72 страница из 144
Seguramente porque estaban acostumbrados a discutirlos, también los sermones de las misas de los domingos de París fueron minuciosamente explicados a las parientes de Montpellier. Fácilmente, además, las referencias a la misa se mezclaban con referencias a la política. Así, por ejemplo, el lunes 8 de diciembre, a pesar de las advertencias de la familia, no puede evitar hablar del traslado de las cenizas de Jaurès al Panteón, que él había vivido en primera persona, como veremos, el 23 de noviembre. El domingo 7 de diciembre Vilar fue a misa a Saint-Étienne-du-Mont, y el cura leyó un comunicado del cardenal Dubois en el que criticaba aquel acto:
una montaña de tonterías; empieza así: «¡Qué espectáculo, este domingo, 23 de noviembre, en las calles de París (¡mira tú!)! Detrás del féretro de Jaurès, solemnemente trasladado al Panteón (¡de qué modo!), los mineros, etc. Lo que había tras ese féretro, según el cardenal Dubois, eran, comprendedlo bien, energúmenos, “comunistas” con la bandera roja, el martillo, la hoz, etc., o mirones sanguinarios... o imbéciles. Yo estaba perplejo; ¿qué soy yo, que estaba allí transportándolo? ¿Un imbécil, un sanguinario, un mirón?, ¿las tres cosas a la vez? En cualquier caso, el espectro del Soviet se agitaba furioso en el manifiesto de mi obispo (¡porque es mi obispo!) y la conclusión era una patética exhortación a la Unión sagrada, para la defensa de la religión, y sobre todo de la Patria, contra la Revolución y la Internacional, y del Orden (¡y de paso del Saco, sin duda!) contra la Anarquía».