Читать книгу El joven Pierre Vilar, 1924-1939. Las lecciones de historia онлайн
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reconoce claramente la buena fe de Herriot, pero continúa siendo –en mi opinión– demasiado partidario de la ayuda al Vaticano y a las Congregaciones, cosa en la que yo no veo demasiada utilidad. Lo que está muy bien es su insistencia en querer destruir aquello que denomina la «funesta asociación de ideas», es decir, la confusión de todo católico con un reaccionario y todo tipo avanzado con un ateo. Tiene razón, en este punto, y parece muy elocuente. Si se presenta la ocasión, iré a escucharlo, ¡debe de ser interesante!
El contacto de aquel movimiento en el Louis-le-Grand fue Henri Fréville, futuro historiador. El 18 de noviembre lo invitó a la «Maison de la Découverte», la sede del movimiento, en el boulevard Raspail. Pudo admirar la organización: cooperativas, bibliotecas, restaurantes; también vio a un profesor del Henri IV que daba clases gratuitas de latín, y sospechó que lo hacía para atraer adeptos. También él pensaba que iban detrás de él para ficharlo, pero tenía claro que no lo lograrían; encontraba simpático al grupo y le gustaba oír a aquella gente hablar de «Marc» con tanta familiaridad, pero los consideraba «infantiles».