Читать книгу El joven Pierre Vilar, 1924-1939. Las lecciones de historia онлайн

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como que estos días estoy sumergido en la historia de 1830, no me ha costado nada comparar este momento con los cortejos de 1848 o los funerales del General Lamarque, con los estudiantes y los obreros llevando el carro de muertos al Panteón. Pero, afortunadamente, los agentes estaban con nosotros, y no corríamos ningún riesgo de ser masacrados, como los pobres republicanos en 1832.

Una vez dentro del Panteón –el cual Vilar encontró mucho más bonito que el día en el que, unos meses antes, lo había visitado con su hermana–, hubo cantos y músicas y a continuación el discurso de Herriot, que no le acabó de convencer:

ha estado bien, muy bien en ciertos momentos, pero finalmente, un poco oficial, un poco incómodo, no ha dicho todo lo que hubiera podido decir, me parece; ha insistido demasiado sobre Jaurès francés, sobre la patria; en el fondo, teme que mañana recaiga sobre él la indignación de los periódicos dichos patriotas, furiosos por los gritos pacifistas. Finalmente, se excusó bastante hábilmente de haber arrancado Jaurès de su cementerio meridional, de su catedral, diciendo que en el Panteón, se hallaría entre el viejo colegio, donde él había venido a terminar sus estudios, «este viejo colegio que acoge tantos jóvenes pobres y válidos» y esta École Normale donde se forma su inteligencia, etc., etc.


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