Читать книгу El joven Pierre Vilar, 1924-1939. Las lecciones de historia онлайн

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Herriot aquí, Herriot allá (acababa de leer los argumentos en L’Echo de Paris). Ejemplo de razonamiento: es una vergüenza: ¡los patrones obligados a ir en los trenes en la misma clase que los obreros! Los obreros, los empleados ferroviarios viajan sin ninguna razón para hacerlo, para su placer, y los patrones (yo por ejemplo) ¡pagan y viajan por su trabajo! No se debería conceder permisos a los militares ni dar vacaciones a los jóvenes, para dejar que los comerciantes y los industriales, que son los que hacen la riqueza del país, puedan sentarse más cómodamente. Yo tengo un automóvil, no quiero gastar en gasolina, así que tomo la tercera clase en el ferrocarril ¡es una vergüenza que aquí vaya tan estrecho como esta gente que podría quedarse en su casa! ¡Y el vecino decía amén! ¡Y yo no le he estampado mi bastón en su cara! ¡Después diréis que no soy prudente como un santo! (sin contar esta que había olvidado: ¿Cómo queréis que Francia viva? ¡los obreros trabajan ocho horas! Antes trabajaban 14 o 16; entonces ellos no viajaban y se podía viajar. Eran los buenos tiempos [sic]).


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