Читать книгу Los parados. Cómo viven, qué piensan, por qué no protestan онлайн

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Este tipo de empleo, que era la aspiración en absoluto utópica de los trabajadores de las economías industriales y la situación de hecho de la gran mayoría de ellos, consistía en un puesto de trabajo a tiempo completo en el que se trabajaba para un empleador claramente identificado durante la mayor parte de la vida activa a cambio de salarios reales crecientes. La remuneración de un trabajo de este tipo permitía mantener una unidad familiar en la que la esposa se dedicaba exclusivamente al trabajo doméstico mientras se alcanzaban niveles de consumo cada vez más altos y los hijos podían permanecer más tiempo en el sistema educativo. Sobre la base de ese empleo estándar se fue construyendo un Estado de bienestar que pretendía garantizar el acceso del trabajador y su familia a una gama de derechos sociales con los que se quería protegerlos de todos los avatares de la vida desde la cuna hasta la tumba. El empleo estándar entra en regresión a principios de los años ochenta y comienza a ser sustituido por todo tipo de ocupaciones atípicas (el empleo precario) alternadas por periodos más o menos breves de desempleo. La frontera que separaba con nitidez empleo estándar y paro absoluto es sustituida por una zona gris atestada de posiciones sociales laboralmente ambiguas que obligan a reconsiderar las definiciones formales de ocupado y parado. Frente al paro experimentado como un accidente inesperado tras años de empleo estable, aparece un paro recurrente, vivido con naturalidad, porque es un acontecimiento con el que se cuenta desde el momento mismo en que se firma un contrato de trabajo. La cuestión de fondo es si, a la hora de buscar parados para entrevistar, debemos contemplar también a quien se define como tal aunque estadística o administrativamente no lo sea. Por las razones que se discuten en el primer capítulo del libro, hemos considerado que sí.


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