Читать книгу Los parados. Cómo viven, qué piensan, por qué no protestan онлайн
68 страница из 84
Falsos parados y trabajo negro
En el imaginario colectivo por falso parado se entienden básicamente dos cosas: 1) Un individuo que está registrado en la oficina de empleo, cobrando el paro (más bien la prestación que el modesto subsidio) y trabajando en negro a cambio de una remuneración significativa. 2) Un individuo que, a diferencia del anterior, no está trabajando pero tampoco busca empleo sino que deja pasar tranquilamente el tiempo hasta que un poco antes de agotar la prestación se pone a buscar; o bien que se permite rechazar ofertas porque «en realidad» no «necesita» trabajar. Caso diferente es el de quien está ocupado en la economía sumergida sin cobrar por desempleo, que obviamente no puede ser concebido como parado, ni verdadero ni falso. El juicio moral que merecen estas situaciones no puede evitar un punto de ambigüedad. El primer caso es el del defraudador en sentido estricto, cuya conducta será reprobada con mayor o menor contundencia en función de sus circunstancias familiares y de los ingresos que perciba por ambos conceptos. El segundo caso es contemplado con más tolerancia por aquello de que la prestación es en parte un derecho derivado de la cotización y en parte una ayuda solidaria que ofrece la sociedad a cambio de no abusar de ella. En cuanto al que trabaja en la economía sumergida sin cobrar paro, si lo hace por cuenta ajena la reprobación tenderá a caer sobre quien le ofrece tal posibilidad; si lo hace por cuenta propia («¿con IVA o sin IVA?») será calificado como un mal ciudadano o alguien que se busca la vida como puede. Sea como sea, la gente tiende a pensar que hay muchos falsos parados y un fraude significativo a los dispositivos de protección del desempleo, percepción no necesariamente incompatible con la de que a pesar de todo también hay mucho paro.