Читать книгу Los parados. Cómo viven, qué piensan, por qué no protestan онлайн

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Como hemos podido ver, la distancia entre las definiciones formales de parado y su imprecisa conceptualización popular es cubierta mediante una noción igualmente ambigua de falso parado elaborada con elementos contradictorios que por una parte defiende la imposibilidad de que «de verdad» haya tantos parados («si fuera cierto la gente no podría aguantar»), y por otra reconoce que a pesar de ello sigue habiendo mucho paro, pues «también hay muchísima gente que lo está pasando muy mal». Lo que la gente suele ignorar es que quienes cobran paro y trabajan están tratados en la EPA como ocupados, y quienes no buscan empleo como inactivos, lo que no impide que el paro estimado siga siendo altísimo. Y tampoco sabe que no todos los beneficiarios de prestaciones por desempleo están incluidos en el paro registrado.

Estas cuestiones suelen ser tratadas con muy poco rigor en el debate público. Gente que pasa por experta contribuye a la confusión, ya sea de mala fe (para generar un estado de opinión tolerante con el endurecimiento del dispositivo de protección), ya sea exhibiendo una ignorancia irresponsable en sus declaraciones. Antes de hablar deberían tomarse la molestia de echar un vistazo a la evidencia disponible al respecto. Nosotros lo hemos hecho comparando los datos del SEPE sobre perceptores de ayudas por desempleo con la EPA correspondiente al cuarto trimestre de 2011[Sanchis y Simó, 2014], y lo que esa evidencia sugiere no concuerda con el discurso dominante.


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