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2.4 LA PERIFERIA DE LA CENSURA

De acuerdo con una definición de una censura prototípica como la que se ha adoptado, es esperable encontrar casos periféricos en los que se compartan algunas de las características del prototipo censorio y no otras. Por ello, la categorización de una interdicción de la palabra como censura con frecuencia no es sencilla.

En nuestra caracterización de la censura, hemos defendido como criterio de diferenciación una propiedad del comportamiento humano: la aplicación de normas por parte de terceros. No obstante, a causa del temor a la delación, en muchas ocasiones es difícil diferenciar cuándo, por parte de un emisor, hay una acomodación convergente en sus palabras hacia el destinatario de su mensaje (§ 1.2) o cuándo existe autocensura por temor a un grupo social que puede recibir el mensaje a través de la delación de un receptor (§ 5.1).

Otra duda que se presenta a la vista de los hechos recogidos es cuándo los miembros de un grupo, libremente adscritos a él, se convierten en censores del resto de sus compañeros al exigirles un comportamiento verbal determinado. En la Neakademia, que reunió en la Venecia de inicios del XVI el impresor Aldo Manuzio, era obligatorio hablar en griego y quienes no lo hacían debían pagar una multa. La cantidad recogida se utilizaba para abonar comidas comunes en las que se cantaban y recitaban poemas.ssss1 Por su parte, el historiador de las ideas Peter Burke (1996: 146) cuenta cómo en la década de 1950 durante las comidas en el St John’s College de Oxford se reprobaba decir más de cinco palabras en una lengua extranjera, hablar fuera de lugar o mencionar a una señora. Quien transgredía estas normas debía pagar la cerveza de los otros comensales. Pues bien, ¿eran unos terceros censores Manuzio o Burke?


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