Читать книгу Pisagua, 1948. Anticomunismo y militarización política en Chile онлайн
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Desde ese punto de vista, la resistencia comunista situó el accionar del Presidente y su gobierno en un bando político.
Por su parte, los recluidos en el Campo de Pisagua decidieron resistir de diversas maneras, siendo la primera su reafirmación patriótica: «Los presos de las zonas del carbón, del salitre, del cobre y de Santiago, llevados al norte en el Araucano, barco de la Armada, bajaron y penetraron al Campo de concentración de Pisagua cantando el Himno Nacional»162.
La decisión era enfrentar la nueva detención sin dejarse batir: «Haremos de esta prisión una escuela […] tenemos que volvernos más fuertes […] Seremos el batallón que lucha en el desierto de manera silenciosa [hay que] hacer de Pisagua una escuela, una forma de lucha y no una caleta de amargura»163. Esta disposición fue idéntica a la mantenida por los confinados en Más Afuera durante la dictadura de Ibáñez, quienes fueron calificados de «irreformables» por la policía a cargo de su vigilancia, debido a la reafirmación de su ideología, habiendo transformado su prisión en un espacio para la lectura política, incluso intentando instruir a los delincuentes comunes que se encontraban en la isla. En esta segunda experiencia de 1947-1949, reiteraron esa actitud. Por eso, junto con los víveres y frazadas que llevaban los distintos comités de ayuda y solidaridad, siempre se enviaban «revistas y libros de lectura que necesitan impostergablemente los relegados, detenidos»164.