Читать книгу Pisagua, 1948. Anticomunismo y militarización política en Chile онлайн
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Los parlamentarios comunistas, falangistas y algunos radicales hicieron del Congreso Nacional un espacio de resistencia a la persecución y las leyes de excepción constitucional. Desde allí Neruda lanzó su feroz «Yo acuso al Presidente de la República, desde esta tribuna, de ejercer la violencia para destruir a las organizaciones sindicales. Yo acuso al Presidente de la República, presidente de las organizaciones franquistas […] Yo acuso al Presidente de la República de la desorganización y descenso de la producción, como fruto de la evacuación en masa de miles de trabajadores»145.
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Una de las armas más utilizadas por los comunistas fue la imprenta, desde donde salieron escritos en distintos formatos. Según el historiador Andrew Barnard, la resistencia en forma de publicaciones clandestinas respondió a la dificultad para seguir resistiendo en el campo sindical, por las limitaciones que imponía el Código del Trabajo, de manera que en la medida que la persecución arreciaba, aquella se fue trasladando a la prensa clandestina149. A nuestro entender, también influyó la cultura política de izquierda y comunista, en particular. Como ya ha sido planteado, la prensa era vista por anarquistas y comunistas como un medio para la organización del movimiento obrero, su movilización, la difusión de su pensamiento político y propaganda, de educación del mundo obrero, por lo que se convirtió en un elemento central en su forma de entender y hacer política. La prensa permitía confrontar a la cultura dominante y articular la propia150. Este era un rasgo muy pronunciado entre los comunistas: «Todo esto venía de antes. Venía de la tradición de Recabarren. Es uno de los factores que explican el hecho de que el Partido Comunista sea el partido político de Chile que nunca ha dejado de tener su propia prensa. Este concepto, esa idea está vinculada a la existencia misma del partido. Recabarren, dondequiera que llegara, fundaba la Federación Obrera (la FOCH), el partido y el periódico»151. En ese marco insertamos la resistencia mediática comunista de los años cuarenta, la lucha por mantener un discurso alternativo al oficial, que desmintiera sus acusaciones y develara lo que se entendía como la naturaleza de su régimen, tras el cierre de la prensa partidaria: El Popular de Antofagasta, El Despertar de Iquique, El Siglo de Coquimbo, Jornada de Valdivia y El Siglo de Santiago. Eje de esa resistencia fue la mantención de imprentas donde editar folletos, panfletos y prensa que mantuvieran viva la voz del partido. En los periódicos asociados al PC en clandestinidad participaba un espectro político variado, como ocurría en Solidaridad y Democracia. En este trabajo nos abocaremos preferentemente a la resistencia de panfletos.