Читать книгу Vergel de perfectísimas flores. El convento de Corpus Christi de Carcaixent онлайн
32 страница из 123
Hasta tres nuevos cenobios fieles a la regla –en Calatayud,41 Orihuela42 y Perpignan–43 deberían sus orígenes a tales mujeres, que como las madres Bernardina Palafox44 y Magdalena Pons45 participaron de la febril expansión conventual que colmaría de claustros la monarquía hispánica.46
A comienzos del siglo XVII, sin embargo, la vida observante seguía sin imponerse por completo entre las dominicas de Na Rovella. Su tendencia hacia el diocesano y la desvinculación del gobierno de la Orden encontró un motivo más en las reservas de la comunidad a las directrices y ordenaciones del papa Clemente VIII en materia de reforma religiosa, recogidas por los sucesivos capítulos generales dominicanos en lo referente a la obligatoriedad en el aprendizaje de la escritura y la lectura por parte de las monjas, la edad mínima de las niñas acogidas en los conventos, etcétera.47 Y ni siquiera la intervención directa de los provinciales de Aragón había conseguido doblegar a las magdalenas valencianas, inmersas en toda suerte de cuitas poco acordes con su estado.48