Читать книгу El mundo sin mamá онлайн

12 страница из 30

Llama papá. Me pregunta si tengo alguna novedad. Le respondo que no, que seguramente por la tarde tendremos algún parte. Entre las palabras, interferencias, ruidos de sentimientos no expresados. Escucho su moqueo. Le pregunto si está congestionado. “No, estoy triste”, me dice. Mi viejo es de ese tipo de hombres que lloran poco. Lo recuerdo con los ojos ahogados por la emoción, pero no llorando. Sí recuerdo esa suerte de llanto de alegría, como cuando Maradona les hizo los dos goles a los ingleses; o cagándose de risa, ahogado, sin poder terminar un chiste. Pero este moqueo es otra cosa, es la filtración del llanto contenido, de la angustia irrefrenable. Está solo, sin su compañera de casi toda la vida, y la casa seguramente debe de ser un lugar raro, un museo de emociones, con todo lo de ella pero sin ella. Una casa en pausa.

Finalmente llega el parte del doctor Ledesma. Habló media hora con mi hermano Martín y él nos sintetizó en un audio de dos minutos lo que pudo decodificar. Ninguna buena notica. Mal pronóstico. ¿Quién maneja los vientos que puedan disipar la tormenta de síntomas que están enfermando a mamá?

Правообладателям