Читать книгу La escritura de la memoria. De los positivismos a los postmodernismos онлайн

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Fustel de Coulanges y Mommsen representan este momento historiográfico finisecular, que conjuga la tradición racionalista de la duda cartesiana con la aproximación «positivista» a los hechos singulares. Esto les permite elevar la disciplina histórica a la categoría de una ciencia, contribuyendo decisivamente a su modernización y a la fijación del método crítico histórico. Fustel declara explícitamente que la historia está compuesta por una multitud de pequeños acontecimientos; pero un pequeño acontecimiento, en sí, no es historia. La historia no puede quedarse en el estudio de los hechos materiales y de las instituciones. Su verdadero objeto de análisis es el entendimiento humano. Las leyes externas y las instituciones son las que nos llevan a las creencias interiores, que son el objeto propio de la historia.ssss1

Ranke, Burckhardt y Coulanges son los gigantes decimonónicos en lo que se refiere a la fijación científica de la historia. Los tres basan su grandeza en la convergencia entre la filosofía y la historia porque tratan de buscar leyes generales sin las cuales sería difícil hablar de una verdadera ciencia histórica, como ellos mismos postulaban explícitamente.ssss1 Fustel de Coulanges había escrito: «la historia es una ciencia, que utiliza un método riguroso y debe analizar los hechos tal como han sido vistos por los contemporáneos, no como el espíritu moderno los imagina».ssss1 Tanto Ranke como Burckhardt y Coulanges desconfiaban de todo lo que no fuera estrictamente histórico. Este recelo se concretaba en su rechazo de la filosofía. Sin embargo, la utilizaban para hacer más coherente y consistente su acercamiento empírico a la realidad histórica.ssss1

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