Читать книгу La escritura de la memoria. De los positivismos a los postmodernismos онлайн

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Hay otro motivo por el que el positivismo fue sustituido, a principios del siglo XX, como fundamento epistemológico de la historiografía. El término «positivismo» había estado asociado desde sus orígenes a una metodología estrictamente científica que remitía a las ideas de la Ilustración, la cual había considerado el progreso de la ciencia y la liberación de la religión y de la metafísica como un instrumento para la emancipación y el progreso de la humanidad. Ciertamente, los intentos de Henry Thomas Buckle y de Hippolyte Taine habían sido fructíferos. Incluso se les había unido el impacto del darwinismo social, representado por Herbert Spencer, que introdujo determinantes biológicos, como la lucha por la supervivencia, para la explicación de la historia. Pero todos ellos fueron experimentos efímeros porque, en la práctica, los seguidores del positivismo nunca tuvieron éxito en la aplicación del modelo de las ciencias naturales en la metodología de las ciencias sociales o la historia.

Caídos en desuso los positivismos, fueron las diversas derivaciones del historicismo y las diversas aplicaciones del marxismo las que empezaron a influir de un modo más directo en la disciplina histórica. La idea de la linealidad y el progreso de la historia se transmitió a través de estas corrientes. En el entero ámbito de las ciencias sociales, se dejó sentir de un modo muy acusado la idea de que no era posible un análisis de la sociedad sin la ayuda de la historia. Esto posibilitó unas mayores conexiones entre las humanidades y las ciencias sociales, donde, de hecho, la disciplina histórica desempeñaba una función neurálgica.

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