Читать книгу La escritura de la memoria. De los positivismos a los postmodernismos онлайн

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Como consecuencia de las diferentes aplicaciones historiográficas de los positivismos, los historicismos y los marxismos, a principios del siglo XX, la historia tuvo que intensificar sus conexiones con las ciencias sociales, especialmente con la sociología. Poco a poco, los historiadores tomaron una mayor conciencia de la conveniencia de abrir su objeto de estudio a todas las manifestaciones de la vida de una sociedad en continuo dinamismo. El contexto principal en el que se dio esta apertura fue la Francia de comienzos del siglo XX, donde los modelos de la tradición positivista fueron radicalmente sustituidos por los de la sociología histórica de Émile Durkheim y los planteamientos teóricos de François Simiand. Ellos se propusieron el objetivo de implantar la sociología como una ciencia independiente y de demostrar las enormes posibilidades que ofrecía en el entero campo de lo que se estaba empezando a llamar entonces en Francia las «ciencias sociales».

Un instrumento muy eficaz para conseguir esta integración fue la revista Année Sociologique, iniciada en 1898, en torno a la cual se formó un grupo de investigadores con el afán de consolidar el trabajo de la joven disciplina de la sociología, tratando de incorporar algunos de los métodos históricos más tradicionales. A distancia de un siglo, todavía se pueden admirar la energía, el rigor intelectual y la capacidad de coordinar el trabajo en equipo por parte de todos los que colaboraron en aquel ambicioso proyecto común, aglutinados en torno a Émile Durkheim.

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