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No obstante, algunos autores nos han dado noticias sobre la existencia de otras imposiciones. Así, Molina Martínez, por medio de los pleitos que sostuvo el conde de Villar con los mercaderes y tejedores de la ciudad de Jaén a mediados del siglo XVI, nos muestra el intento de introducción de antiguas cargas señoriales ya abandonadas: el derecho del peso mayor de la seda y el derecho de sol y viento. El primero suponía una innovación, ya que pretendía gravar con un maravedí por cada 30 el valor de la seda en madeja que los comerciantes compraran o vendieran en la capital giennense y que no fuera de crianza, cuando entonces se pagaban dos maravedíes por solicitar el peso mayor, independientemente de la cantidad. El segundo resucitaba el derecho de sol y viento que pagaban los tejedores en la Edad Media. Se interpusieron sendos pleitos que terminaron en la Chancillería de Granada y que obtuvieron un resultado dispar: se le dio la razón a los comerciantes, mientras que el tribunal falló en contra de los tejedores.ssss1

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