Читать книгу Arte y agencia. Una teoría antropológica онлайн

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Defiendo que las «situaciones artísticas» se definen como aquellas en las que el «índice» material –la «cosa» visible y física– suscita una operación cognitiva que identifico como la abducción de la agencia. En la semiótica peirceana, un índice es un «signo natural», es decir, una entidad de la que el observador realiza una inferencia causal de algún tipo, o una inferencia sobre las intenciones o capacidades de otra persona. El ejemplo típico de «índice» es un humo visible que indica «fuego». El fuego causa el humo, por lo que el humo es «índice» de fuego. Otro ejemplo muy común es la sonrisa humana, índice de una actitud amable. Sin embargo, como todos sabemos, puede producirse humo sin que exista un fuego, y se nos puede engañar con una sonrisa. La operación cognitiva por la que inferimos la presencia de un fuego a causa del humo y de amabilidad a causa de una cara sonriente no es aquella por la que «sabemos» que 2 + 2 = 4, o por la que, si alguien pronuncia la palabra «perro», quiere decir «can», y no «ferrocarril» ni «mariposa». Los índices no forman parte de un cálculo –un conjunto de tautologías como las matemáticas–, ni son componentes de un lenguaje natural o artificial en el que los términos poseen significados fijados por convención. Tampoco llegamos a las inferencias de los índices por inducción ni deducción. No hemos llevado a cabo una prueba y determinado que, por leyes de la naturaleza, el humo significa fuego. De hecho, sabemos que el humo puede no implicar fuego, pues conocemos formas de producir humo o algo que se le parezca sin encender una hoguera. Ya que el humo como índice de fuego no sigue una ley natural conocida a la que se llegue deductiva o inductivamente, y tampoco es una tautología ni una convención del lenguaje, necesitamos otro término que designe el modo de inferencia u operación cognitiva del que nos valemos para generar índices.

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