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2.6. El artista

Sin embargo, todavía no hemos especificado la situación en suficiente detalle para delimitar el alcance de una «teoría antropológica del arte». La agencia se puede atribuir a las «cosas» sin remitirse directamente a la producción y circulación del «arte». Para hacerlo, parece necesario especificar la identidad de quienes participan en las relaciones sociales alrededor del «índice» con mayor precisión.

Los «índices» que trata la antropología del arte son artefactos generalmente (lo que no significa siempre). Estos poseen la capacidad de ser índices de sus «orígenes» en un acto de manufactura. Todo artefacto, por ser una cosa manufacturada, propicia una abducción que indica la identidad del agente que lo fabricó o creó. Los objetos manufacturados son a «causa» de sus creadores, al igual que el humo es a causa del fuego. Por lo tanto, son índices de sus hacedores y están en posición de «paciente» en la relación social con ellos, que son agentes. Sin la agencia de quien los creó, los objetos no existirían. Ya que la creación artística es el tipo de manufactura del que nos ocupamos principalmente, resultaría muy conveniente llamar «artista» a quien se atribuye la autoría del índice (como cosa física). Cuando sea apropiado, así obraré, pero es de importancia anotar que la antropología del arte no debe limitarse a estudiar los objetos cuya existencia se debe a la agencia de los «artistas», sobre todo, los «humanos». A muchos objetos –en realidad, objetos de arte– fabricados por artistas –humanos– se les atribuyen orígenes muy distintos. Se cree que los crearon los dioses, o que se elaboraron a sí mismos por vías misteriosas. Puede que se hayan olvidado u ocultado los orígenes del objeto de arte, con lo que se bloquea la abducción que conduce de la existencia del índice material a la agencia de un artista.

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