Читать книгу Enemigos íntimos. España y los Estados Unidos antes de la Guerra de Cuba (1865-1898) онлайн
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Motivado en parte por la necesidad de probar la sinceridad de sus intenciones para asegurar la mediación de Washington, en diciembre de 1872 el gobierno Ruiz Zorrilla presentó a las Cortes un proyecto de abolición inmediata de la esclavitud en Puerto Rico75. Aunque la influencia de los abolicionistas españoles en pro de la legislación fuese decisiva, parece que la presión diplomática de Sickles tampoco fue desdeñable. De hecho, el diplomático norteamericano no dudó en interpretar la medida como el primer paso para la emancipación de los esclavos cubanos76.
Sin embargo, la colaboración entre Sickles y el gobierno radical no llegó muy lejos. Como es sabido, la abdicación del rey Amadeo I el 11 de febrero de 1873 llevó a la proclamación inmediata de la República por parte de las Cortes, reunidas en Asamblea Nacional. Washington reconoció inmediatamente a la República, un movimiento que sólo sería imitado en Europa por la Confederación Helvética77. Entre otras exhibiciones públicas de apoyo, en Barcelona el Escuadrón de los Estados Unidos saludó públicamente al primer presidente republicano, Estanislao Figueras 78. Por su parte, Sickles, que se había mostrado partidario del establecimiento de la República desde el principio de su misión79, propuso elevar la Legación estadounidense en España al rango de Embajada80. Aunque el nuevo régimen no reanudó las conversaciones acerca de la posible mediación de Washington, el ministro de los Estados Unidos estaba convencido de que los republicanos acabarían con la esclavitud en Cuba sin necesidad de nuevas presiones. Asimismo, confiaba en que los nuevos gobernantes otorgarían la independencia, o al menos la autonomía política, a la Isla81.