Читать книгу Enemigos íntimos. España y los Estados Unidos antes de la Guerra de Cuba (1865-1898) онлайн
105 страница из 131
Las nuevas autoridades agradecieron el apoyo a la República y procuraron fomentar las buenas relaciones con los Estados Unidos 82. Incluso llegaron a solicitar los buenos oficios del presidente Grant para negociar un tratado de paz definitivo con Chile y las repúblicas aliadas del Pacífico83. Sin embargo, ni se abolió la esclavitud en Cuba, ni se reformó el gobierno colonial.
Los gobiernos republicanos nunca consideraron que la abolición de la esclavitud en Cuba fuera una prioridad. Ciertamente, las nuevas autoridades no tuvieron más control sobre la Gran Antilla del que disfrutaron los gobiernos de Amadeo I: tanto las autoridades coloniales como el partido español eran hostiles al nuevo régimen republicano precisamente por sus propuestas abolicionistas84. Pero la principal razón del desinterés republicano en Cuba estuvo en la turbulencia política reinante en la Península.
La Primera República se enfrentó a un formidable doble conflicto interior que ocupó toda su atención: a la insurrección carlista que había estallado en el norte de la Península en 1872 se unió una rebelión cantonal en Andalucía y Levante a partir del verano de 1873. El desacuerdo sobre cómo sofocar ambos conflictos provocó la fragmentación progresiva del propio Partido Republicano Democrático Federal. En ese contexto, la abolición de la esclavitud en Cuba simplemente no encontró espacio entre las preocupaciones de los gobernantes republicanos. La caída de la República en enero de 1874, y el final de la misión de Sickles pocas semanas después, hicieron desaparecer definitivamente la abolición de la agenda bilateral85.