Читать книгу Enemigos íntimos. España y los Estados Unidos antes de la Guerra de Cuba (1865-1898) онлайн
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Sickles representó a los Estados Unidos durante uno de los periodos más convulsos de la relación bilateral. No pudo ser una elección más desafortunada. Como era habitual en el servicio exterior norteamericano, Sickles no tenía ningún tipo de formación diplomática o jurídica. Su nombramiento respondió a los criterios no profesionales frecuentes en la época, pero especialmente extendidos durante la administración Grant 62. En Madrid, Sickles se extralimitó frecuentemente en sus funciones para intervenir en la política española apoyando a los republicanos. Justificó sus acciones ante Washington argumentando que una república en España satisfaría mejor las demandas estadounidenses debido a la afinidad política entre ambos países63.
A menudo, Sickles se sintió autorizado a ir más allá de las instrucciones del secretario de Estado gracias a la protección personal del presidente. Sin embargo, su trabajo nunca dejaría de ser errático debido al desinterés por su misión, manifestado en sus frecuentes ausencias de la capital. Debido a su escaso conocimiento de la realidad española, Sickles tuvo que apoyarse frecuentemente en Hay y Adee. Adee sustituyó a su superior en sus frecuentes ausencias y consiguió imponer cierta coherencia en la acción diplomática de la Legación. No obstante, Sickles nunca dejó de ser una figura perturbadora en las relaciones bilaterales.