Читать книгу El no alineamiento activo y América Latina. Una doctrina para el nuevo siglo онлайн

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Poca duda cabe que, con la llegada a la Casa Blanca de Joe Biden, el énfasis en una política de autonomía estratégica de la UE ha disminuido. Ya no se dan en Washington las minimizaciones del papel de la OTAN, ni las referencias a la urgencia de mayores aportes presupuestarios de los países europeos, algo recurrente con Trump. Con todo, los problemas de fondo, de la reducción de la importancia estratégica y comercial de Europa; del cada vez mayor papel de China en el escenario internacional; y el de una Europa bajo fuertes presiones por parte de los Estados Unidos para alinearse en contra de China y en contra de Rusia, no han cambiado.

La cuestión, entonces, ya no se reduce al plano de la defensa, sino que también al económico y al tecnológico. En una de las tecnologías de punta en la era digital, la Inteligencia Artificial (IA), la delantera la llevan, por lejos, los Estados Unidos y China, y Europa tiene muy poco que aportar, poniéndola en seria desventaja.

¿Cuánta autonomía tiene Europa? En años recientes, la cuestión de los impuestos que deben pagar las grandes empresas transnacionales de los Estados Unidos como Google también ha dado lugar a diferencias a ambos lados del Atlántico. En breve, la Unión Europea se encuentra en un punto de inflexión. Debe decidir si actuar de consuno y generar un espacio propio de toma de decisiones en una serie de áreas claves, o verse involucrada en arduas disputas entre las dos grandes potencias, per saecula saeculorum.

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