Читать книгу El no alineamiento activo y América Latina. Una doctrina para el nuevo siglo онлайн

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Un ejemplo de ello lo constituye el caso de Nord Stream 2, un gasoducto de la empresa rusa Gazprom, destinado a transportar gas natural desde Rusia hasta Alemania a través del Mar Báltico. El mismo iría en forma paralela a Nord Stream 1, con el mismo recorrido. Estados Unidos se opone al proyecto porque aumentaría la dependencia de Alemania de fuentes de energía rusa, algo que a Washington no le parece. Por otra parte, Washington objeta el hecho que con esto las exportaciones rusas de gas natural a la UE pasarían a depender menos de los gasoductos rusos que atraviesan Ucrania, que constituyen una importante fuente de ingresos de ese país y que le dan a Ucrania capacidad de presión sobre Rusia. En 2021, el proyecto ya está completado en un 90%, pero la presión de los Estados Unidos no disminuye, y continúa aplicando sanciones a las empresas involucradas (Sauquillo y Sevillano 2021).

La noción que, de alguna manera, Estados Unidos sabría mejor que Alemania el cómo este país debe suplir sus propiasnecesidades de energía es contraintuitiva, por decir lo menos. Que a Alemania le deba preocupar más el costo de oportunidad para Ucrania que podría implicar Nord Stream 2, por encima de su propia seguridad energética, también. Y el que muchos sostengan que el verdadero objetivo de Washington al oponerse en forma tan desembozada a este proyecto es asegurar mercado para sus propias exportaciones de gas embotellado, en formato LNG (mucho más caro que el gas ruso vía gasoducto), no ayuda a fortalecer el caso en contra del nuevo gasoducto.

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