Читать книгу El no alineamiento activo y América Latina. Una doctrina para el nuevo siglo онлайн

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Y luego continuó: “Y si se añade a ello el elemento de la tecnología, de...la explosión revolucionaria de la democracia, el desarrollo de la inteligencia artificial, de ciber,…Y si uno se imagina que el mundo se compromete a una competencia eterna basada en la dominación de quien tiene la superioridad en un momento dado, entonces un quiebre del orden es inevitable. Y las consecuencias de un quiebre serían catastróficas” (Brennan 2021).

El punto de Kissinger es que el crear una situación de competencia sempiterna con China, siendo que China no está “decidida a lograr la dominación mundial”, sino que a “tratar de desarrollar las máximas capacidades que pueden como sociedad”, no puede sino llevar al desastre.

Ahora bien, a diferencia de Trump, quien, en el proceso de sortear sus diferencias con China, se las arregló para antagonizar a gran parte de los aliados de los Estados Unidos, la estrategia de Biden es distinta. Ella apunta a revitalizar esas alianzas, desde la OTAN en Europa hasta el Diálogo de Seguridad Cuadrilateral en el Indo-Pacífico. Lo mismo vale para el renovado compromiso con el multilateralismo. Ello se ha expresado en decisiones como el retorno de los Estados Unidos a la Organización Mundial de la Salud (OMS), al Tratado de París y en el llamado a una Cumbre sobre el Cambio Climático a realizarse en Washington a la que ha invitado a cuarenta jefes de Estado y de gobierno.

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