Читать книгу El no alineamiento activo y América Latina. Una doctrina para el nuevo siglo онлайн

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En la era digital, en que dependemos cada vez más de la conectividad, el mayor peligro en este diferendo entre Estados Unidos y China ya no es una guerra. Lo es la posibilidad de una fragmentación tecnológica, de un mundo dividido. Diferentes países y regiones adoptando distintas tecnologías e imposibilitados de comunicarse entre sí, una receta para la regresión y el retroceso, sino el desastre (Stuenkel 2021).

Y es en este marco que surge la cuestión de si estas crecientes tensiones entre los Estados Unidos y China (que, si algunos pensaron que disminuirían con el fin del gobierno de Trump y la llegada del de Biden, han tenido que revisar su opinión) califican o no como una nueva Guerra Fría. Los argumentos iniciales en contra de la utilización del término “Segunda Guerra Fría” fueron que el diferendo era más bien uno comercial que escaló al plano tecnológico, pero que no pasaba de ello. Al escalar el mismo al plano diplomático, con el cierre de consulados y la expulsión de periodistas, el argumento cambió. Si bien habría una confrontación diplomática, esta en realidad no sería ideológica, dado que la competencia entre los Estados Unidos y China no era entre sistemas diferentes, sino entre dos tipos de capitalismo, lo que le daba otro carácter a lo que fue el diferendo de los EE. UU. con la URSS.

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