Читать книгу El no alineamiento activo y América Latina. Una doctrina para el nuevo siglo онлайн

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Christensen señala que una de las razones por las que no se puede hablar de una nueva Guerra Fría es porque, a diferencia de los Estados Unidos, China no tiene una red de alianzas, imposibilitando una confrontación entre dos superpotencias y sus respectivas alianzas. Esto es cierto, pero ello se debe a un cierto enfoque en materia de política exterior seguido por China. Este no se basa en la tradicional dualidad entre aliados y adversarios, tan propia del enfoque occidental, sino que en la cooperación con todos los países dispuestos a tener relaciones diplomáticas y lazos amistosos con la República Popular China. Y estos lazos no están cementados por pactos militares ni bases aéreas o navales en el extranjero (China estableció su primera base naval en el extranjero en Djibouti, en el Cuerno de África, en 2011), sino que en vínculos políticos y económicos de beneficio mutuo (Wang 2015). China es el mayor socio comercial de 128 países.

Es por ello que las presiones de Estados Unidos por lograr que los países no comercien ni reciban inversiones de China son contraproducentes. Ni siquiera aliados tan estrechos como Alemania y el Reino Unido han aceptado sin más la exigencia de Washington de no utilizar la tecnología de Huawei en sus redes de telecomunicaciones, llevando a fuertes diferencias entre Washington, por una parte, y Berlín y Londres por otra.

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