Читать книгу El auge de la brutalidad organizada. Una sociología histórica de la violencia онлайн

24 страница из 96

Galtung, Bourdieu y Žižek tienen razón al señalar que los actos violentos y los desenlaces violentos no tienen que ser consecuencia de la intención de alguien y pueden producirse por medios no físicos. La violencia no puede reducirse simplemente a la experiencia corporal y a los actos deliberados. La intimidación, el abandono, la omisión, la presión coercitiva, las amenazas y otras formas de acción o inacción no corporal pueden tener efectos físicos y mentales tan nocivos como los producidos por las lesiones físicas intencionadas. Sin embargo, también es importante no confundir el concepto violencia con otros fenómenos sociales. Por ejemplo, la definición de Galtung es tan amplia que incorpora cualquier forma de desigualdad y la imposibilidad de alcanzar el máximo potencial bajo la etiqueta «violencia estructural». En este contexto, es casi imposible distinguir entre las formas violentas y no violentas de acción estructural, ya que cualquier persona puede afirmar en cualquier momento que se le está impidiendo alcanzar su máximo potencial por la presencia de varios obstáculos estructurales. Del mismo modo, los conceptos de violencia simbólica y objetiva/ sistémica de Bourdieu y Žižek son igualmente tan amplios que hacen que el concepto carezca de significado desde el punto de vista sociológico. Si «violencia» se utiliza como un simple sinónimo de desigualdad, capitalismo, socialización o relaciones de clase y género, entonces este concepto se vuelve superfluo. Además, la introducción de definiciones tan amplias relativiza el significado de un acto violento. Aunque la violencia implica con frecuencia relaciones asimétricas de poder y desigualdades individuales y colectivas, no se puede extraer ninguna conclusión analítica si se reduce la violencia a la desigualdad o a las relaciones de poder asimétricas. La violencia es mucho más que desigualdad o disparidad de poder. Obviamente, existe una diferencia sustancial entre la introducción por parte de los Gobiernos de un sistema tributario regresivo que privilegia a los ricos y la participación directa de ese mismo gobierno en un proyecto genocida. No es solo una cuestión de magnitud, sino que son dos fenómenos sociales muy diferentes. Tanto el concepto de violencia de Žižek como el de Bourdieu son económicamente deterministas en el sentido de que vinculan todas las expresiones de violencia organizada con los fundamentos económicos del capitalismo. ¿Significa esto que no hubo violencia antes del capitalismo o que, una vez que el capitalismo desaparezca del mapa, viviremos en un mundo libre de violencia? Por ejemplo, para Žižek, la violencia sistémica es parte integral de la vida cotidiana del capitalismo, y la violencia subjetiva es su homóloga directa: los actos de terrorismo, los disturbios civiles o el crimen reflejan el carácter inherentemente violento del orden capitalista. Este tipo de argumento no puede explicar la presencia de la violencia organizada en gran parte del mundo precapitalista, ni puede explicar el comportamiento violento fuera de los contextos capitalistas. Además, estas definiciones demasiado estructuralistas tampoco pueden captar de manera adecuada la microdinámica de la violencia. Desde el punto de vista analítico, se pueden obtener más resultados si se cambia el enfoque de nuestro análisis: de los individuos, grupos y abstracciones teóricas imprecisas (el capitalismo) a contextos sociales e históricos que creen condiciones para el surgimiento de la acción violenta. Como Collins (2008a) argumenta con acierto, la violencia es un proceso circunstancial. A nivel micro, la violencia es «un conjunto de vías en torno a la tensión y el miedo a la confrontación». En concreto, su argumento es que la violencia constituye una forma de situación social más que el atributo de un individuo o un grupo. Sus causas desencadenantes inmediatas son «los rasgos de la situación que conforman las emociones de los participantes y, por ende, sus actos. Es una pista falsa para buscar tipos de individuos violentos, constantes en todas las situaciones» (Collins, 2008a: 1). Entonces, tanto los capitalistas como el capitalismo pueden producir violencia, pero esto dista mucho de ser un fenómeno uniforme, constante y permanente.

Правообладателям