Читать книгу El auge de la brutalidad organizada. Una sociología histórica de la violencia онлайн

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Por lo tanto, para evitar definiciones que se muevan entre Escila y Caribdis, demasiado sintéticas, demasiado amplias y estructuralmente fijas, es crucial reconceptualizar la violencia de una manera que incorpore el elemento no físico, el elemento no intencional y la rica microdinámica de las situaciones sociales sin perder la capacidad analítica del concepto. De aquí que podamos definir la violencia como un proceso social gradual en el que los individuos, los grupos y las organizaciones sociales se encuentran inmersos en situaciones en las que sus acciones intencionales o no intencionales generan algunos cambios sustanciales de comportamiento impuestos bajo coerción o producen daños físicos, mentales o emocionales, lesiones o, incluso, la muerte.

Esta definición provisional de violencia tiene como objetivo enfatizar la naturaleza circunstancial y contextual de toda acción violenta. Sin embargo, como la violencia es un fenómeno gradual que actúa en diferentes niveles, cambia a través del tiempo y el espacio y depende de codificaciones sociales y culturales concretas, resulta difícil captar toda esa complejidad a la vez. Por lo tanto, para proporcionar un análisis en profundidad, es necesario diferenciar entre los tres niveles principales de análisis sobre la violencia: 1) entre personas; 2) entre grupos; y 3) entre entidades políticas (Malešević, 2013b). Aunque, como se demuestra en este libro, con frecuencia estos tres niveles están profundamente interrelacionados, existen diferencias importantes respecto a cómo surge la violencia, cómo se desarrolla y cómo opera en cada uno de ellos.

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