Читать книгу El auge de la brutalidad organizada. Una sociología histórica de la violencia онлайн

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En primer lugar, aunque Weber es un analista sutil que reconoce que los orígenes de la violencia organizada pueden ser múltiples e históricamente variados, su comprensión a nivel micro de la acción violenta es mucho menos flexible. En otras palabras, para Weber, la violencia interpersonal tiene una cualidad primordial fuerte, ya que está implícitamente integrada en todas las relaciones políticas. Por ejemplo, en La política como vocación, argumenta que «el instrumento específico de la política es el poder, respaldado por la violencia», o que «para la política, el medio esencial es la violencia». Además, se considera que la violencia tiene una lógica interior ineludible: «la violencia y la amenaza de violencia se engendran inevitablemente por la lógica ineludible de que toda acción siempre genera más violencia. En esta Razón de estado persigue, tanto interna como externamente, su propia lógica interna» (Weber, 1994: 357-387). Si bien se puede estar de acuerdo en que la política y otras formas de acción social pueden basarse en el uso o la amenaza de su uso, no todas las interacciones políticas colectivas son intrínsecamente violentas. En lugar de aferrarse a la ontología hobbesiana, que reduce las relaciones interpersonales a la violencia, es importante diferenciar entre los contextos micro y macro. Como se mantiene a lo largo de este libro, a diferencia de lo que ocurre a nivel macroorganizativo, donde las relaciones sociales y políticas se construyen alrededor del dominio coercitivo y se basan ampliamente en el uso o la amenaza del uso de la violencia, la mayoría de las relaciones interpersonales, incluidas las de la esfera política, suelen estar libres de violencia. La cuestión principal aquí es que, en lugar de plantear la violencia como una cualidad intrínseca de la esencia humana, es mucho más plausible ver la acción violenta como un producto de la dinámica organizativa. En pocas palabras, la gran mayoría de los episodios violentos no están generados por individuos solitarios o por pequeños grupos, sino por organizaciones a gran escala.

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