Читать книгу La transición española. Una visión desde Cataluña. Tomo I онлайн

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Algunos años después, tras las manifestaciones estudiantiles ocurridas en Madrid entre el 8 y el 9 de febrero de 1956, se produjo en la Universidad una ligera reacción antifranquista acompañada de una cada vez mayor politización universitaria contraria al régimen, apareciendo diversos grupos políticos de diferentes tendencias (ASU, FLP, UED, FUDE, etc.) dentro de las facultades. Dichas protestas surgieron tras la convocatoria del Congreso Democrático de Estudiantes promovido por dirigentes estudiantiles como Víctor Pradera, Ramón Tamames y Enrique Mújica, utilizando eslóganes como: «¡Abajo el SEU!», «¡Abajo la Falange!», «¡Queremos sindicatos libres!». Irremediablemente, la reacción y el enfrentamiento con los estudiantes falangistas fue inevitable, llegando estos últimos incluso a asaltar la Facultad de Derecho de la Complutense41.

Por otro lado, la burguesía y la clase media en Cataluña se balanceaba entre el catalanismo y el nacionalcatolicismo imperante, mientras que la clase obrera e intelectual pasaba desapercibida en su rechazo al régimen franquista, siendo sus acciones reivindicativas de escasa importancia debido al férreo control gubernativo que impedía cualquier tipo de exaltación opositora bajo la represión, la cárcel e incluso la muerte. Los derechos humanos y la libertad de expresión, anulada por la censura, brillaban por su ausencia, pero aun así hubo organismos como la Societat d’Estudis Juridics, Economics i Socials, vinculada al Institut d’Estudis Catalans, que continuaron su labor política en la clandestinidad utilizando domicilios particulares o locales de la Societat Económica Barcelonesa d’Amics del País, sin menoscabo de su actividad académica.


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