Читать книгу La transición española. Una visión desde Cataluña. Tomo I онлайн

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«Franco —dice Tusell— descubrió en fecha muy temprana la necesidad de mostrar una apariencia de cambio en sus instituciones y encontró un procedimiento para hacerlo con la aprobación de disposiciones legales que, siendo de rango constitucional, en realidad modificaban mínimamente el fondo de poder que siempre y de manera inequívoca mantuvo en sus manos. Así se explica la Ley de Cortes de 1942, mucho más que como un intento de aparentar ante los aliados una apariencia política que no existía.»46

La oposición desde el exilio también hizo esfuerzos por coordinar sus acciones llegando incluso a acuerdos contra natura. De esta forma los socialistas: Indalecio Prieto, Trifón Gómez, Luís Jiménez de Asúa y Antonio Pérez llegaron a pactar con los monárquicos representados por el antiguo dirigente de la CEDA, José Mª Gil Robles, y así, mediante el apoyo del gobierno británico se establecieron unos lazos políticos que culminaron con el Pacto de Sant Joan Lohitzune (Pacto de San Juan de Luz) el 30 de agosto de 1948, enmarcado en la nueva política anticomunista conocida como la Doctrina Truman47. Sin embargo, este acuerdo fue un error desde su inicio, pues Don Juan de Borbón ya había pactado anteriormente con Franco, en el yate Azor, despreciando el acuerdo antes mencionado. Indalecio Prieto, desacreditado, dimitió como presidente del PSOE y vicepresidente de la UGT.


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