Читать книгу La transición española. Una visión desde Cataluña. Tomo I онлайн
41 страница из 489
Cabe decir que el denominador común en todas estas organizaciones fue que por costumbre algunas fuerzas políticas dentro de ellas planteaban la exclusión de otras, poniendo en cuestión su transparencia democrática; no obstante, conforme iba pasando el tiempo, fueron evolucionando en aras de aceptar el principio de no-exclusión en la mayoría, aunque el avance fuese muy lento56.
Otro aspecto destacable en aquellos años fue el relevo en la Alcaldía de Barcelona, siendo Antonio Mª Simarro Puig57 sustituido por el notario y antiguo militante de la Lliga Catalana José Mª de Porcioles Colomer58. La entrada del nuevo gobierno municipal coincidió con la expansión demográfica en Cataluña, efecto que ocasionó importantes problemas estructurales de carácter educativo y asistencial, acrecentado por el déficit de viviendas existente ante la avalancha inmigratoria que provocó el problema del barraquismo. En 1959 se cifraban en noventa mil las viviendas necesarias, siendo este un problema generalizado, pues el propio alcalde de Sabadell, en 1957, afirmaba en un informe enviado al jefe del Estado que eran más de cincuenta mil los niños sin escuela en Barcelona y su provincia, argumentando que los niños procedentes de la inmigración iban aumentando y viviendo en el más completo abandono59.