Читать книгу España y su mundo en los Siglos de Oro. Cronología de hechos políticos y culturales онлайн
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A la acción luterana correspondió una reacción de la Iglesia Católica que también pretendía satisfacer la necesidad popular de una religión más inmediata y apegada a lo sensible. Se aspiraba a la renovación espiritual de los fieles mediante la oración. A principios del siglo XVI se escribieron muchos tratados de oración debidos a monjes franciscanos, pero ninguno de ellos alcanzó la difusión de los Ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola, escritos en 1526. Constituyen un sobrio manual para adiestrar al alma y para que la voluntad responda en el sentido deseado mediante intensas impresiones sensibles imaginadas sobre el bien divino, que mueven al amor de lo bueno, y sobre el horror del mal, que mueven al odio de lo malo.
La fundación de la Compañía de Jesús (1534) como un ejército de soldados cristianos coincidió con la necesidad de la Iglesia de contar con una orden que favoreciera los intereses del catolicismo tal cual los definía y transmitía el papa. Los jesuitas hacían un voto específico de obediencia al papa y actuaban en absoluta conformidad con la doctrina emanada de la Iglesia Romana, por lo que tuvieron un apoyo papal inmediato. Con los jesuitas como instrumento principal, la Iglesia volvió a consolidarse en el Concilio de Trento (1545-1563) como clara autoridad en materia de doctrina y los fieles descarriados volvieron a saber lo que debían creer.