Читать книгу España y su mundo en los Siglos de Oro. Cronología de hechos políticos y culturales онлайн
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También la estratificación social heredada de la Edad Media cambió poco durante el siglo XVI, sobre todo para hacerse más rígida. Cada individuo, dependiendo de su nacimiento o de los privilegios que pudiera obtener, pertenecía a una clase social determinada y gozaba de las prerrogativas o sufría las limitaciones propias de su estrato. Aunque en países como Inglaterra y Holanda el capitalismo había tendido a nivelar la sociedad por la mayor participación de todos los grupos, el hecho es que en casi toda Europa este sistema más bien consolidaba las diferencias y endurecía las sociedades, que se volvían más cerradas. Para muchos, la existencia de estratos bien diferenciados garantizaba el orden político y la armonía de intereses entre los grupos; de hecho, fomentaba la desigualdad y encubría los crecientes conflictos sociales ocasionados por la lucha de poder.
Las clases sociales
En el fondo de la estratificación social estaban los campesinos, que era el grupo más numeroso y el que permanecería más o menos en las mismas condiciones a pesar del auge capitalista y el desarrollo de las ciudades de la primera mitad del siglo XVI. La situación de los campesinos era muy grave, ya que dependían de factores muy volubles y rigurosos como el clima, la guerra, la legislación local y la imposición de tributos (incluido el diezmo religioso). Entre el 60 y el 70 % de los campesinos ganaban lo necesario para sobrevivir apenas. Cuando había problemas con las cosechas, los campesinos desempeñaban labores de jornaleros o artesanos, pero podían morir de hambre. Siempre estaban sometidos a un trabajo duro y monótono, y a la pobreza. Vivían en casas hechas de barro y madera, con pisos de tierra y techos de paja; comían pan de centeno, avena y garbanzos o lentejas cocidas y bebían agua y leche. Tenían que hacer la mayor parte de su trabajo con las manos, pues las mejoras tecnológicas alcanzaron a muy pocos.